A mediados del año 2007, el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC), la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos (AMAP) y El Barzón-Alianza Nacional de Productores Agropecuarios y Pesqueros (BARZON-ANPAP) y organismos de la sociedad civil como
Instituto Maya, Grupo de Estudios Ambientales (GEA) y Semillas de Vida -hasta sumar más de 250 organizaciones en un año- lanzamos la Campaña “Sin Maíz, No hay país”. Nuestra organización COMCAUSA,
participante de AMAP, se sumó a las acciones de la Campaña desde hace cuatro
años.
En aquel tiempo nos movilizaciones contra
la entrada en vigor del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) –programado para el 1ro de enero de 2008- el cual
permitiría la importación de maíz, frijol y leche en polvo, terminando con ello con lo poco que quedaba
de la soberanía alimentaria.
A seis años, la propuesta de la defensa de la soberanía alimentaria para México que la Campaña “Sin maíz, No hay país” ha impulsado sigue siendo válida. Por tal razón,
COMCAUSA como participante en la AMAP y en la Campaña, denunciamos la tentativa del gobierno federal
príista de comercializar con semillas de
maíz transgénico y, presentamos, en el marco de este Encuentro por la Defensa del Territorio, la
Energía y los Derechos de los Trabajadores, algunas propuestas que nos permitan una
articulación amplia y diversa en favor de la economía campesina, la soberanía alimentaría y contra la siembra
de semillas transgénicas.
Desde hace varios años, los datos oficiales evidencian el fracaso de las políticas neoliberales en la vida rural de 25 millones de mexicanos así
como la destrucción del agro mexicano. Según el INEGI -al
referirse al comportamiento de la producción agrícola en el 2008- la agricultura, que entre 2003 y 2004 había crecido en términos reales 7.2 por ciento, el año pasado se estancó al incrementarse en sólo 0.1 por ciento, y este año decrecerá 1.3 por ciento (Reporte Económico, La Jornada, 16/6/08). Por su parte, el informe del Banco Mundial del 30 de mayo (La Jornada, 4/6/08), pronosticó un déficit alimentario de casi 5 mil millones de dólares, 251 por ciento más que el de 2006, antes del alza generalizada.
En México, la dependencia alimentaria
se incrementó de 10 por ciento en 1994 a 40 por ciento en el 2006 y
hasta el 2011. La dependencia es básicamente cerealera: en maíz hay un déficit neto de 2 mil millones de dólares, de mil 344 millones en trigo y de 306 millones en arroz. No debe de extrañarnos, entonces, que de 2007 a la fecha los precios de los alimentos hayan crecido 70 por ciento (La
Jornada del Campo, 07/10/08). Entre
1994 y 2006 en México se perdieron 2 millones de empleos agropecuarios mientras
que los precios reales de los productores cayeron entre 40 y 70 por ciento; contrariamente en Estados Unidos los
subsidios agrícolas pasaron de 5 millones de dólares en 1994 a 30 mil millones
en 2000 y a 18 mil millones en 2006.
El incremento del kilogramo de tortilla desde la crisis de la tortilla que estalló en 2007 no ha bajado de 10 pesos llegando
hasta los 16 pesos en algunas regiones del país, estando en aquellos años en 6 pesos, hablamos de un incremento promedio de más del 50 por ciento, según datos de empresarios de la tortilla.
Hoy en 2013 ya es permanente un precio promedio de 13 pesos a nivel nacional.
En tanto, los gobiernos neoliberales no conformes con su Ley Mosanto -en acción para modificar otras leyes y permitir la siembra comercial de granos transgénicos-
continúan su ofensiva en espera de autorizar nuevos permisos, supuestamente,
para la siembra “experimental”. SEMARNAT atiende las solicitudes para la siembra de transgénicos y mandata a
SAGARPA para que otorgue los permisos. Hasta el momento SAGARPA ha dado 35 permisos de soya, 17 para trigo transgénico y 158 de maíz
transgénico. A estos datos debemos sumar 191 permisos de algodón transgénicos,
supuestamente experimental. Recordemos
que México es centro de origen y diversificación
constante del maíz, cuenta con más de sesenta razas nativas y miles de
variedades, por lo que la liberación al medio ambiente de organismos
genéticamente modificados significará la pérdida del reservorio genético
presente en el territorio nacional.
Por lo anterior ,
como miembros de AMAP y de la Campaña “Sin
maíz, No hay país” invitamos a las organizaciones a surmarse a las acciones que
venimos impusando.
El 5 de julio fue entregado
ante el Juzgado Federal Décimo Segundo de Distrito en Materia Civil, en el
Distrito Federal, una acción colectiva con la que se pretende que autoridades
judiciales declaren:
- Que se han liberado al ambiente organismos genéticamente modificados de maíz en lugares y en actividades donde no ha sido legalmente permitido ni autorizado.
- Que los límites establecidos en la LBOGM han sido ineficaces en los casos del punto anterior.
- Que la liberación comercial solicitada sobrepasará los límites y restricciones legales y causará vulneración y daño a los derechos e intereses colectivos a un medio ambiente sano y de accesos a los recursos naturales de diversidad biológica de maíces nativos.
Así mismo
exigimos:
- Sacar al maíz y al frijol del TLCAN. Instalar un mecanismo permanente de administración de las importaciones y exportaciones de maíz y frijol (y sus derivados y subproductos) por el Congreso de la Unión.
- Prohibir la siembra de maíz transgénico en México. Protección y mejoramiento del patrimonio genético de los maíces mexicanos, incentivo a la producción de maíces nativos y orgánicos.
- Luchar contra los monopolios del sector agroalimentario: Evitar el acaparamiento y la especulación así como la publicidad engañosa de alimentos “chatarra”.
Otras propuestas de carácter de Derechos Humanos a la alimentación vía constitucional son:
- Combatir la dependencia alimentaria y el hambre de más de 20 millones de mexicanos que salen cada día al campo o la calle para ver que comen.
- Que se valores y retribuya de forma justa la producción del campesino pobre.
- Luchar por el reconocimiento de los derechos de de las mujeres rurales e indígenas
- Que el Estado cumpla desde el espacio de la sociedad campesina y ciudadana el cumplimiento en toda ley necesaria el Derecho Constitucional a la Alimentación.
- Defender, proteger y resguardar nuestras semillas y las bondades de la naturaleza; en especial los maíces nativos de los pueblos campesinos e indígenas, de la contaminación por semillas transgénicas.
- Prohibir las siembras transgénicas que el gobierno federal ha permitido a las empresas transnacionales como sea MOSANTO o la que sea.
Las anteriores propuestas son resultado de discusiones, movilizaciones y luchas de años, tanto de las comunidades de COMCAUSA, como de las organizaciones de AMAP y la Campaña “Sin Maíz, No Hay País”
que buscan un México no sólo más justo para los campesinos
y las campesinas del campo y las comunidades indígenas, sino para sus hijas e hijos y las familias de ellos y las que vengan.
¡¡ POR UN CAMPO Y CIUDAD SOLIDARIOS Y LIBERTARIOS !!